La ciudad en el punto de mira

Visiones de sostenibilidad en Mar del Plata y Mar Chiquita

A lo largo de la costa argentina, dos ambiciosos planes muestran cómo el diseño participativo y las soluciones basadas en la naturaleza pueden sentar las bases de resultados inclusivos y resilientes al clima.

Mar del Plata, Argentina

Mar del Plata, Argentina (Imagen: Fermin Rodriguez Penelas/Unsplash)

Debajo y alrededor de las prósperas áreas metropolitanas de la provincia de Buenos Aires hay ecosistemas naturales complejos, diversos y gravemente amenazados, desde los 600 kilómetros de costa atlántica hasta los pastizales pampeanos del interior. Mientras que el Convenio sobre la Diversidad Biológica se ha fijado el objetivo de proteger el 17% de las zonas de recursos naturales, en la provincia de Buenos Aires sólo está protegido el 4,2% de las zonas naturales. Mientras las áreas metropolitanas de la región siguen creciendo, el proyecto UrbanShift de Argentina trabaja con las ciudades para lograr un delicado equilibrio entre el desarrollo urbano y la conservación de los recursos naturales.  

Dos proyectos que se están desarrollando en Mar del Plata y Mar Chiquita, dos territorios distintos pero interconectados de la provincia de Buenos Aires, muestran cómo las ciudades y las regiones pueden integrar cuidadosamente los objetivos de conservación, desarrollo sostenible y adaptación al cambio climático mediante un diseño transformador.   

Justo al norte de la ciudad costera de Mar del Plata, la singular laguna costera de Mar Chiquita ha experimentado un espectacular aumento del turismo, ya que los visitantes acuden en masa para conocer la biodiversidad única de la región. En respuesta, los dirigentes locales han reconocido que la zona necesita nuevas infraestructuras que acomoden a los visitantes y reduzcan el impacto en el ecosistema natural. 

mar chiquita
Reserva de Mar Chiquita (imagen: rodoluca88/Wikimedia Commons)

A finales de 2023, un equipo de diseñadores y arquitectos encargado por el proyecto inició el proceso de planificación de un nuevo Centro de Interpretación Ambiental medioambientalmente sostenible para Mar Chiquita. El edificio será un modelo de construcción adaptada al clima y reflejará la orientación medioambiental impulsada por la comunidad. "Un edificio bioclimático como éste", dijo Pablo Rescia, miembro del equipo técnico del proyecto de FUNDASUR, una organización de desarrollo sin ánimo de lucro, "responde a su entorno -el clima, el paisaje y la cultura- para optimizar la eficiencia energética y el confort." 

Teniendo en cuenta el ecosistema circundante, el equipo del proyecto creó un diseño para el centro que incluye una fachada inclinada hacia el norte equipada con paneles fotovoltaicos para captar el máximo de luz solar y satisfacer las necesidades energéticas del edificio. Una red de pilares elevará el edificio del suelo y ayudará a preservar la continuidad natural de la flora y la fauna. Un sistema de recogida de aguas pluviales y una innovadora instalación de tratamiento de aguas residuales reducirán los residuos y preservarán los recursos, mientras que la ventilación natural y los sistemas de masa térmica ayudarán a regular la temperatura interior y a reducir la dependencia de los sistemas de calefacción y refrigeración, que consumen mucha energía. En conjunto, se calcula que este planteamiento innovador y respetuoso con los recursos reducirá el consumo de energía en un 33%, el de agua en un 51% y la energía incorporada a los materiales en un 68%, en comparación con las normas de construcción locales, y logrará una amortización de la prima ecológica en sólo 2,4 años. 

Al igual que la participación de la comunidad dio forma a muchos aspectos del plan, el centro también servirá como centro de educación, participación de la comunidad y gestión medioambiental en los años venideros. "Dentro de la Reserva de la Biosfera Mar Chiquita, este centro proporcionará un espacio para reunir y desarrollar estrategias que refuercen la gobernanza en torno a la conservación y la adaptación al cambio climático", señaló Lucía Bogarín, Directora de Medio Ambiente del Ayuntamiento. 

flamencos en mar chiquita
Flamencos en Mar Chiquita. (Imagen: kvn.jns/Wikimedia Commons)

A unos 35 kilómetros al sur de Mar Chiquita se encuentra Mar del Plata, la quinta ciudad más grande de Argentina. Conocida por sus 16 kilómetros de playas de arena, la población de Mar del Plata aumenta de 650.000 a 1,2 millones de habitantes gracias al turismo en los meses de verano.  

Consciente de la presión que esta afluencia ejerce sobre sus ecosistemas naturales, el proyecto UrbanShift de Argentina trabajó con Mar del Plata para crear un Plan Integral de Conservación de la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos. Este ambicioso plan, que abarca zonas urbanas y periurbanas de los distritos de General Pueyrredón Partido (el distrito administrativo que engloba Mar del Plata) y Mar Chiquita, identifica áreas clave para la conservación, diseña corredores ecológicos y promueve prácticas sostenibles de uso del suelo. "En lugar de ver la conservación y el crecimiento urbano como fuerzas opuestas, trabajamos para integrar la biodiversidad en los modelos de desarrollo urbano", explicó Laura Zulaica, investigadora del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) y coordinadora principal del plan. 

El plan, elaborado mediante un intenso proceso participativo, abarca cuatro áreas de acción clave: dar prioridad a los recursos naturales, crear una red verde, la agroecología sostenible y la educación y el compromiso permanentes. En torno a estos cuatro pilares, el equipo del proyecto elaboró 16 programas específicos y 53 proyectos, muchos de ellos con posibilidades de aplicación inmediata. 

Mar del Plata, Argentina
Mar del Plata. (Imagen: Fermin Rodriguez Penelas/Unsplash)

El plan aún se está ultimando, pero el proceso de elaboración ya ha resultado generador para Mar del Plata. "Aunque el plan no está formalmente institucionalizado, su diseño flexible y su sólida base técnica lo han convertido en una herramienta útil para los organismos locales", afirma el Dr. Germán García, investigador del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras. 

En un momento en que Argentina se propone integrar los objetivos de biodiversidad, clima y sostenibilidad en la política urbana, "estos proyectos muestran cómo los objetivos de la política nacional pueden traducirse en herramientas reales para las ciudades", declaró José Vera Bahima, miembro del equipo argentino del proyecto, de la Subsecretaría de Ambiente. 

El proyecto UrbanShift en Argentina no trata sólo de infraestructuras o planes, sino de transformar la forma en que las ciudades crecen y se relacionan con la naturaleza. Mar del Plata y Mar Chiquita ofrecen ejemplos concretos y locales de esta transformación, mostrando cómo el diseño participativo, la ciencia ecológica y la coordinación institucional pueden producir resultados inclusivos y resilientes al clima. Sus historias deberían inspirar a otras ciudades de la región latinoamericana -y de todo el mundo- a invertir en las personas, la naturaleza y los espacios donde se encuentran.